La atrayente magia del Parque Nacional Canaima

Fotos: Jesús A. Matos Gubaira

Frecuentemente en estas páginas escribimos sobre grandes obras arquitectónicas de alrededor del mundo. Pero ésta vez, un viaje repentino de fin de semana a una selva tropical nos inspiró a dedicarle un espacio de relevancia a un lugar que es tan o más majestuoso que cualquier edificación: Canaima.

Por los venezolanos este reservorio natural es más que conocido. Y todos, aunque no seamos fanáticos de pasarnos días en la jungla, es indiscutible que deseamos tener la dicha de conocerlo alguna vez para ver -con nuestros propios ojos- las maravillas que posee la nación que habitamos.canaima 5

Canaima no es sólo el nombre de un espacio geográfico más en el estado Bolívar. Desde el 12 de junio de 1962 posee la calificación de Parque Nacional y la Unesco incluso lo declaró, en el año 1994, Patrimonio de la Humanidad, por contar con mesetas de millones de años de antigüedad, únicas en el planeta: los tepuyes.SONY DSC

El tepuy más famoso es el Monte Roraima. Y no en vano. Es el más alto de todos y puede escalarse con relativa facilidad. Aunque el más visitado es el Auyantepui, por albergar al Salto Ángel, la caída de agua más alta del mundo.

Estas “montañas” especiales, a las que se les denomina el Macizo Guayanéz, son en sí, relieves abruptos con paredes verticales y cimas casi planas. Están compuestos por rocas areniscas y datan del período en el que América y África formaban un súpercontinente.

Tierra autóctona

Este Parque Nacional, con una extensión de 30 mil kilómetros cuadrados hasta las fronteras con Guyana y Brasil, es el segundo más grande de Venezuela, después del Parima Tapirapeco, en el estado Amazonas, el cual cuenta con nueve mil kilómetros adicionales.

Canaima es una de las zonas más vírgenes del país. Está muy alejada de la civilización, cuenta con pocas carreteras, que sólo la conectan con otras ciudades cercanas como Ciudad Guayana. Y el medio de transporte más usado son las canoas, para surcar los ríos Caroní, Carrao, Kukenán, Yuruaní, Aponwao y Surukun.

La vía más expedita para llegar es la aérea. Se debe abordar un vuelo comercial hasta Ciudad Bolívar y desde allí tomar una avioneta o helicóptero. Pero los más aventureros también tienen la opción de irse en vehículo particular (rústico), a través de la carretera que va El Dorado, o -si se es aún más arriesgado- tomar un autobús hasta Santa Elena de Uairén.

La zona está poblada por los pemones, un pueblo indígena que habitaba allí desde antes de la conquista española y que aún conserva intactas sus costumbres, tradiciones y modo de vida. Estos aborígenes tienen además relación directa con los tepuyes, considerados por ellos el hogar de los espíritus Mawari.

Arquitectura sencilla y cautelosa

Canaima es uno de los destinos turísticos más afamados de Venezuela. Cuenta por eso con múltiples campamentos asentados en medio de la selva, que han sido construidos de modo que se adapten al medioambiente, para intervenir lo menos posible la vasta naturaleza.

Estos establecimientos poseen un diseño que permite al visitante seguir sintiéndose en un espacio virgen y lleno de verdor, pero contando al mismo tiempo con todas las comodidades requeridas. Las instalaciones suelen estar diseñadas para remembrar las chozas y demás viviendas indígenas.

Y, por estar en medio de la jungla, los jardines de cada posada son completamente exóticos y pueden encontrarse en ellos las más variadas especies de flora y fauna. Hay lugares que también tienen miradores o balcones para observar con facilidad a Canaima y sus tepuyes.

Magia atrayente

979, es éste el alto en metros del Salto Ángel, denominado en pemón Kerepakupai Vená, que significa “salto del lugar más profundo”. Se trata de la caída de agua más elevada del mundo, capaz de dejar sin habla a cualquiera en el momento justo en el que se encuentre contemplando su majestuosidad.

Su catarata es tan alta que su tope suele estar cubierto de niebla y el agua, mientras desciende, cae como llovizna, mojando a todo el que se acerque. Quienes han visto el salto, cuyo nombre honra al piloto estadounidense Jimmy Angel, quien en 1937 fue el primero en volar sobre él, afirman que su esplendor es sin igual y que cualquier esfuerzo realizado para llegar a él está más que recompensado desde el instante en el que -desde lo lejos- comienza a observarse imponente en el paisaje.Salto Angel

Y es que el Salto Ángel no es una catarata más, ni Canaima un reservorio natural más. Son espacios autóctonos de nuestra Venezuela tan grandiosos, ostentosos y magníficos, que no sólo enamoran a locales, sino que además inspiran a foráneos, muchos de los cuales se han mudado a estas tierras y otros creado hasta películas, en las que se califican a ambos como lugares mágicos, de ensueño, casi irreales.