Estefanía Rosales Coronel | redaccion5@construarte.com.ve
Marianella Antonetti: A mí el arte me quita el sueño
Admiradora de Kandinsky, Picasso y Van Gogh, Marianella Antonetti proviene de una familia de artistas. Su abuelo materno era escultor, su madre pintaba y una de sus tías tenía un taller de cerámica, lo que desde temprano despertó su inquietud por la creación artística.
“Me encantaba lo que hacían mi abuelo, mi mamá y mi tía; siempre quise hacer yo mis propias creaciones y buscaba la manera de hacerlo”, rememora la artista sobre sus inicios.



Veterinaria de formación, transita el camino del arte como escultora desde hace tres años. En 2014, el laboratorio de medicina veterinaria para el que trabajaba, hizo una reducción de personal obligada por la crisis económica venezolana y este fue el giro que impulsó a Antonetti a dedicarse formalmente a la creación artística.
“He tenido la oportunidad de conectarme con esto que es mi otra pasión” afirma Antonetti “Los animales son mi primera pasión y el arte y la escultura son mi segunda gran pasión”.
Las emociones como eje
En 2014, buscaba una escuela donde tomar clases de escultura, y encontró el taller de la escultora Eleonora Tugues, a una cuadra de su casa en Caracas. Seis semanas después de que iniciase clases allí, la madre de Antonetti fallece.



De esa mezcla de emociones por la pérdida de su figura materna, emerge la primera escultura de la artista: La resignación. “Mi profesora hizo una estructura de alambre con figura humana y me dijo: dale la forma que tú quieras, dale la emoción que tú quieras” recuerda. Esa pieza forma parte de las etapas del duelo.



Antonetti cree en el poder del arte -en su caso de la escultura- para transmitir emociones y hacer sentir, vibrar a quienes contemplan una obra de arte; para crear empatía con las personas y que puedan sentir la tristeza, el temor, la alegría en una pieza.
“El tema principal en todas mis esculturas es las emociones” dice la artista. Kanda, una de las obras más recientes de la escultora, fue inspirada por el pintor Wassily Kandinsky y es producto de una introspección sobre lo que siente ella frente a la obra del artista: alegría, libertad, colorido.



“El arte para mí es el oasis del alma… es el espacio donde los sentidos y el alma mejor funcionan y se conectan” reflexiona. “Es el lazo invisible que une al artista con cientos o miles de personas. Y para el artista es la más pura expresión de su esencia”.
San Francisco de Asís
Su carrera veterinaria y su carrera artística han sido dos realidades separadas durante gran parte de la vida de Antonetti. Siendo estudiante de la Universidad Central de Venezuela (UCV) en Maracay, viajaba los fines de semana a Caracas y visitaba el taller de cerámica de su tía.
Sin embargo, luego de su graduación en 1993, su vocación profesional fue de dedicación prácticamente exclusiva a la clínica y a su primera misión de vida: salvar la vida de animales que lo necesitaban con sus conocimientos como veterinaria.
Hasta hace unos años, cuando las que llama sus dos pasiones se encontraron. La directora del bioterio de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UCV le hizo una llamada telefónica que resultó en la creación de una obra muy especial para ella.



“Tuve el honor de que me eligieran para hacer la imagen de San Francisco de Asís para mi universidad” relata con emoción, “creo que ha sido la única conexión que ha habido en cuanto a las dos carreras”.



Como el arte, la figura de San Francisco de Asís -patrón de los animales y de los médicos veterinarios- ha estado presente en la vida de Antonetti desde muy temprana edad. Su padre le leía “Los motivos del lobo”, un poema de Rubén Darío dedicado al santo.



“Siempre me apasionó ese personaje. Cuando yo empecé a moldearlo era como que yo estaba interpretando lo que él había significado para mí” dice. “La gente que lo veía se le aguaban los ojos o se le dibujaba una sonrisa. Logré transmitir lo que quería, que era esa paz, esa alegría, humildad y esa sensibilidad ante los más necesitados”.
Un camino por andar
En la obra artística de Antonetti, las emociones y la figura humana ocupan un papel protagónico. Igualmente, confiesa, que en algún momento le gustaría hacer algo relacionado con los animales “Tengo tantas ideas que no sé por dónde comenzar”.



Cuenta que su proceso creador inicia con la imaginación y visualización de la pieza, seguido por un boceto de la escultura que quiere realizar, después moldea con plastilina hasta llegar a una versión final en resina. A lo largo de las etapas, la pieza puede ir modificándose mientras la realiza, debido a sus propios cambios internos.



-¿Cuáles diría que son sus desafíos como artista?
Mis desafíos como artista son los que yo misma me voy imponiendo. A mí el arte me quita el sueño. ¡Me vienen tantas ideas a la cabeza que a veces no duermo!. Mi desafío es plasmar en una pieza lo que me motivó a hacerla o la emoción que quiero que la gente perciba. Creo que mi gran reto es que al terminar cada pieza, ella despierte la emoción en quien la vea.